Como padres nos preguntamos cómo mantener una buena relación con nuestros hijos; deseamos que confíen en nosotros, que nos cuenten qué piensan y sienten en determinadas situaciones. Lo cierto es que una buena relación entre padres e hijos no es algo que se pueda conseguir a través de atajos, algo que se pueda aparentar, o que se pueda reemplazar con cosas materiales.
En diversos estudios se encontró que los padres que juegan activamente con sus hijos hacen que ellos desarrollen mayores habilidades personales y sociales. Esto es, la relación agradable e interactiva durante el juego entre padres e hijos ayuda a los niños a formar un vínculo positivo, seguro y un desarrollo emocional estable.
Muchos padres suelen decir que cuando sus hijos se encuentran atravesando un desborde emocional, les resulta difícil lidiar con ellos. De hecho, es difícil para los niños comprender o manejar completamente sus emociones, especialmente en los niños más pequeños que aún se encuentran en el proceso de adquisición del lenguaje hablado y es posible que aún no puedan expresar sus sentimientos. Cuando encuentran sentimientos insatisfactorios, generalmente los expresan con algún comportamiento físico. Los juegos son un buen medio para que los niños se expresen y manifiesten sus emociones, y a la vez para que los padres aprendamos a comprender y responder a los sentimientos de nuestros hijos.
En muchos casos, detrás del comportamiento de los niños hay razones y emociones. Si los padres pueden ver más allá, desde la perspectiva de sus hijos, pueden aprender a comprender y responder a ellos. En estos casos tal vez sea útil preguntarse ¿cómo puedo responder adecuadamente a las emociones de mi hijo a través del juego?
Una forma en la que los padres podemos abordar situaciones de gran carga emocional de los niños, es emplear internamente el ejercicio “ojos, oídos, boca, mente y manos” mientras jugamos con ellos.
Ojos: Observando la expresión del niño cuando juega.
Oído: Escuchando atentamente la expresión y lo que dice del niño durante el juego.
Boca: Describiendo y respondiendo a los sentimientos del niño.
Mente: Sintiendo y comprendiendo las emociones del niño, y las razones detrás de ellas.
Manos: Brindándole al niño un gran abrazo si se lo permite y/o cuando sea apropiado.
Cómo mencionamos anteriormente, establecer una buena relación entre padres e hijos no es algo que se pueda conseguir a través de atajos. Requiere una gestión y dedicación cuidadosa. De hecho, el tiempo de juego entre padres e hijos no necesariamente tiene que enseñar algo nuevo o educativo cada vez.
El propósito de un tiempo de juego de calidad entre padres e hijos es compartir un buen momento juntos. Los padres y los niños pueden disfrutar gratamente de una diversión sencilla juntos. El tipo y la naturaleza de las actividades no siempre son tan importantes como lo es la compañía, el disfrute y la participación mutua.
Recordemos que cuanto más tiempo compartamos jugando con nuestros hijos; más emociones positivas, saludables y momentos agradables pueden tener.
Para encontrar juegos y actividades en familia te invitamos a visitar las siguientes entradas:
- 20 Juegos para Padres e Hijos (2 años a más)
- Juego Familiar para Promover la Comunicación y el Vínculo Emocional
- 14 Preguntas que pueden salvar a nuestros hijos
Buen artículo, se echa en falta saber quién lo redacta, no se explica.
hola buenas noches en que estudios se basaron?
Hola Jacqueline, ésta es la investigación a la que hace referencia el artículo:
– MacDonald, K.B.; Parke, R.D (1984). «Bridging the gap: Parent-child play interactions and peer interactive competence»
Saludos